Laura RODRÍGUEZ / San Sebastián de los Reyes, Madrid / 02.08.2023
Han estado presentes en la mayoría de campus y precampus deportivos de Sanse a lo largo de todo el verano. Y, sin embargo, aunque hubiéramos puesto toda nuestra atención, nos habría costado distinguirlos, porque de eso se trata: de integración. Hablamos del deporte adaptado que la Fundación FDI ha hecho posible con técnicos/as especializados.
Un centenar de niños y niñas ha podido participar en los campus, a su elección, gracias a la labor de monitores como Raúl, que han estado pendientes de sus necesidades para proporcionarles el apoyo que necesitaban para que pudieran disfrutarlos igual que cualquier otro menor.
A lo largo del verano, han acompañado a niños como Francisco, cuya ceguera no le ha impedido jugar al baloncesto. También, más numerosos, a niños y niñas con trastorno del espectro autista (TEA), satisfaciendo, en cada caso, las necesidades concretas de cada menor, ya que los síntomas pueden llegar a ser muy variados, e incluso, requerir acompañamiento personalizado, como en el caso de Arín, que eligió el campus de balonmano.
Les podemos contar que, con el apoyo imprescindible de los clubes deportivos de Sanse, esta otra cara de los campus también tiene como objetivo facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral durante las vacaciones de verano. Y por eso, el de FDI es uno de los campus que se mantiene durante todo el mes de agosto.
Pero entenderán que aquí, la plena inclusión es, también, objetivo prioritario. Es decir, que independientemente de sus capacidades, los niños y las niñas de Sanse hayan podido elegir un deporte, integrarse en un grupo y practicarlo con los demás. Y conseguirlo, además de mejorar la calidad de vida de los menores con necesidades especiales, ha enriquecido a los niños y niñas que han compartido sus juegos con ellos, que se han llevado de estos campus un aprendizaje vital.