Jorge G. PALOMO / San Sebastián de los Reyes, Madrid / 29.08.2019
`Mañana, tarde y noche se pasan las horas, tirado en la cama, mirando la vida pasar’. Así se volvían locos, como la canción, los componentes de Tequila en sus primeros tiempos, cuando la banda de Ariel Roth y Alejo Stivel empezó a hacer historia del rock en español. Paradójicamente, la locura que se vive en Sanse durante las fiestas es por todo lo contrario: por no dejar ni un minuto de respiro y disfrutar al cien por cien. Como en el concierto que Tequila ofreció en el Parque de La Marina. Anfiteatro abarrotado, cargado de nostalgia y con ganas de cantar, bailar y, cómo no, saltar como si no hubiera un mañana. Ambientazo y mucho ‘rock and roll’.
Un rato antes, el grupo Fugaz ya había calentado motores. Jugaban en casa y estaban encantados, demostrando su progresión en el escenario. Los músicos locales repetían otro año en las fiestas y aprovecharon la ocasión para brillar con luz propia.
Y, cómo no, también hubo mucho ‘rock and roll’ en la plaza del pueblo. Y mucho arte. En concreto, en la Plaza de la Constitución, donde Malas Compañías rindió tributo a Joaquín Sabina para que, si hace falta, nos den las dos y las tres. Porque ya se sabe que Sanse nunca duerme en fiestas. Y, ya en la calle Postas, cambio de tercio con ritmos flamencos. Los artistas Sara y Kike contribuyeron a amenizar el sarao que se montó en este punto del casco histórico, en la Peña El Remedio. Este enclave genuino, epicentro de gentío, encierros, tradición taurina y diversión vivió una noche de miércoles con mucho duende. Palmas, taconeos, guitarras, mucho sentimiento y la certeza de que estas madrugadas de agosto en Sanse son irrepetibles. Como las fiestas, donde la vida no se mira pasar, sino que se saborea con intensidad.
La música volvió a enloquecer por momentos a un público entregado.
Esto ya no hay quien lo pare.