Laura RODRÍGUEZ / San Sebastián de los Reyes, Madrid / 01.02.2019
Algo está cambiando, y mucho, en el Teatro Adolfo Marsillach de Sanse que ha empezado 2019 estrenando una importante reforma. Es una transformación visible, audible y operativa, que además de actualizarlo, le permitirá mantenerse en la primera línea de los escenarios madrileños.
En primer lugar, el cambio más reciente y visible: durante las navidades, se ha renovado íntegramente el patio de butacas, el recubrimiento del suelo de la entrada y de la sala, y las luces de balizamiento, reforma en la que el Ayuntamiento ha invertido 176.303 euros.
Antes, el pasado verano, se había mejorado el sonido en toda la sala e incluso, a petición de las sucesivas compañías que han pasado por su escenario, se había traslado la mesa técnica de la cabina superior al fondo del patio de butacas (65.184,48 euros).
La última parte de esta reforma será definitiva: los tradicionales sistemas manuales de varas para mover la maquinaria escénica serán sustituidos por varas motorizadas, una ingeniería que colocará al TAM de Sanse a la altura de los teatros europeas más importantes. Es un cambio muy significativo que requiere varios días, por lo que, presumiblemente, podría realizarse durante la Semana Santa, una obra para la que está prevista una inversión de 62.150.
Concluida la reforma, el Teatro Adolfo Marsillach de Sanse volverá a situarse entre los más punteros de la región veinticuatro años después de su apertura. Siempre lo fue, desde su nacimiento en 1995, tanto por su escenario como por su programación; un teatro municipal con 714 butacas, que recibe a más de 60.000 espectadores cada año, para disfrutar de dos programaciones: la general y la especializada en público infantil y juvenil de la Campaña Escolar de Artes Escénicas, ambas sustentadas en las mejores compañías nacionales e internacionales y en todas las artes escénicas.
En todo este tiempo han sido muchos los hitos y anécdotas, entre las que siempre quedará clavada una espinita: ver actuar en él a Adolfo Marsillach, que llegó a ensayar aquí “¿Quién teme a Virginia Wolf?” con Nuria Espert, pero que, debido a su enfermedad, nunca llegó a estrenar.
Hoy, veinticuatro años después de su apertura, el TAM estrena temporada con varios llenos completos, con un público fidelizado que ha crecido y seguirá creciendo con las mejores propuestas escénicas , clásicas y vanguardistas, sin salir de San Sebastián de los Reyes. Un público que, antes de cada representación, sigue aguardando su turno de entrada ante una fachada moderna de ladrillo que, no obstante, sugiere al espectador que está entrando en un castizo corral de comedias.